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 Imágenes: "Desde Pequeño hasta ahora" |
Título: “El camaleón tiene una historia que contar”
1982. Un año de vértigo. Diríase que la vida se escapaba por las yemas de los dedos, vivir deprisa con el ansia del suicida por sentir y conocer. Sin embargo, los años siguientes y los sucesos acontecidos están algo borrados de mi mente. El gran salto hacia un mañana extraño no se consolidaría hasta finales de 1984 gracias al inicio de mis estudios universitarios, la madurez que supuestamente todos deseamos alcanzar y cumplir con la patria, algo inevitable en la trayectoria vital de los "mozos" de mi generación y muchos más anteriormente. "Vacío" existencial de casi dos años y medio aunque repletos de anécdotas y desvaríos. Viaje de Estudios a Italia, sacar la espinita clavada desde el año anterior. Revelación y estudio. Motiviación y vocación para el futuro. También el fin de mi ciclo teatrero después de pasear la obra "Tres Sombreros de Copa" por el festival de Teatro de Almería de ese año y pirotécnia incluida. Accidente de tráfico con toda la compañía subida a una caja de un camión y yo por los suelos con un traumatismo craneal severo. Coincidiría el percance con la pérdida en ese verano del 82 de mi segunda novia. En septiembre, recuperando asignaturas de 3º de B.U.P., volvería a verla con un collarín al cuello. Ese accidente sentimental de difícl cura y otros de su misma índole se solapan en mis recuerdos sin solución de continuidad con consecuencias desastrosas, algunos y cicatrices en el alma, otros. No estoy muy orgulloso de mi trayectoria estudiantil de entonces. ¿Qué me pasa doctor? Crisis emocionales, sicología farragosa y paranoias de todos los colores como sintomatología difícil de comprender. Sí la dedicación mundana, bohemia de libros y paseos, soledades. Curando ese "pavo" odioso por el que pasamos la mayoría y escarceos don juanescos sin mayor interés. De ello no voy a hablar por respeto y privacidad, naturalmente. Dicen que no hay dos sin tres. Bueno, en el otoño de este año conocí por azares extraños que os relataré más adelante a quién sería mi tercera novia. Ella me acompañará hasta finales de 1985 marcando mi trayectoria y cambios personales. De la "mili" mejor no hablar demasiado. La realidad superará la ficción durante ese tiempo. Os contaré alguna anécdota cutre. El azar y el destino quiso que pasase ese trago a pesar de que había pedido prórroga en 1983 sopesando seriamente la objeción de conciencia, entonces, tipificada como delito. Hablaré de ello más tarde en este folletín que ojalá lo hubiese escrito Balzac de una biografía corriente y de lo más normal. Empecemos. Italia. Viaje de Estudios. Mayo de 1982. Terminando el curso nos embarcamos en una aventura acariciada y dolorosa desde el año anterior. Reconozco que estaba muy verde. No me integré excesivamente en la expedición sumergiéndome en una anodina pasividad soportada por el deseo de estudio y conocimiento. Retraté en mi memoria una gran cantidad de monumentos que luego tuvieron significado en mi iconografía y paisajes literarios. Mitología y piedra. No participé de las juergas habidas ni de los líos de faldas del momento. Estaba solo sin recuperarme de mi fracaso sentimental más sonado hasta el momento. No pude brindar todo el romanticismo exacerbado que respiraban los poros de estos indolentes pillastres medio analfabetos medio empanados de 1982. Es difícil bucear en la memoria y daros recuerdos o anécdotas sabrosas. Quedan en una intimidad deformada por el tiempo y los sueños que se sucedieron y jamás fueron realizados. El viaje es catársis en la actualidad, balance y fracaso reposado. Sí voy a hablaros de un periplo que me llevaría desde Almería a Génova, vía Barcelona. Génova, ciudad portuaria y lumpen. Recuerdo que fue asesinado en la misma puerta del ruinoso hotel de sal y maderas oscuras donde nos hospedábamos un negro, decíase traficante o proxeneta. Nunca lo supimos. Recuerdo la imagen del carabinieri apartándonos entre un lío de maletas. El miedo estaba en el cuerpo. Luego Pisa, Florencia, Siena y Roma. En Barcelona me hice esta fotografía. Montaña de Montjuïc, monte de Júpiter o de los judíos. Castillo dieciochesco de 1751. Museo Nacional de Arte de Cataluña. Después visitaríamos el impresionante Barrio Gótico y Museo Picasso, Sagrada Família y Parque Güell. En el hotel de la capital condal olvidé mis único par de zapatos de viaje. En Forencia tuve que comprarme otros. No olvido la frase que tuve que memorizar en la zapatería con toda la verguenza y ridículo del mundo. Roma. Tres imágenes romanas. Fotografía siguiente. Arco de Constantino entonces en obras de restauración, puerta hacia la colina del Palatino. Subidos en un pedestal estos modelos con torsos provincianos sin toga ni oratoria sugerente con telón de fondo de la Roma eterna. El Foro de Roma es enorme, solar de historia, anhelos y civilización. Me metí un pequeño y obliterado trozo de piedra, posiblemente un opus incertum de paramento en el bolsillo. Era mi secreto romano. Aquí empezaría mi coleccionismo de piedras y objetos inútiles como me han dicho siempre. Coliseo romano, algo más grande que la plaza de toros de Almería, Vaticano y museos; una experiencia inolvidable y luego peregrinación a la Fontana di Trevi y Boca de la Verdad. Iglesia de Santa María in Cosmedin. Año 1632. Arqueta de alcantarilla dada su cercanía con la Cloaca Máxima. Dicen que los mentirosos pierden la mano si ésta es introducida en la boca premonitoria. Por si acaso, no metí la mía. Catacumbas de San Calixto, cripta de Santa Cecilia. Vía Appia Antica. Sobrecogedora reflexión sobre las postrimerías. Muerte y Resurección, eso nos dijeron. Humedad hasta los huesos bajo veinte metros de suelo poroso. Tuffo y piperino. Regusto por la meditación. "Sic transit gloria mundi". En un restaurante romano donde nos servían pollo todos los días coincidiendo lógicamente con la estancia en la capital eterna hice amistad con un viejo camarero que las sabía todas. Allí probé algo nuevo. Naraja de postre de la variedad sangre de toro. Gore temprano de mi formación. Bromeaba éste con el mundial de España de 1982 que se desarrollaría entre junio y julio. Decía que ganaría Italia. Así fue. En la final destrozaría a Alemania Federal por tres goles a uno. Recuerdo del mundial el enésimo cutrerío de la Selección Española, eran tiempos penosos deportivamente hablando salvando el glorioso momento actual. También a Naranjito, abominable mascota y el balón de reglamento oficial Adidas Tango España 82 que todos queríamos tener. Terminaría el viaje en Venecia. No tengo especiales recuerdos de la vieja Siñoría. Acqua alta en la Plaza de San Marcos cuando nos despedíamos de la Serenísima y nada más. Volveré algún día con un traje y maschera nobile ocultando cualquiera de mis identidades.
