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Título: “El camaleón tiene una historia que contar”

1979. Primer año de instituto. Curso 1978-1979. 1º de BUP. Bachillerato Unificado y Polivalente. Ante mí se desplegaba un nuevo universo de formas y posibilidades, un programa de estudios abierto sin rigidez ideológica y apertura a distintas formas de pensamiento. Adolescencia llena de curiosidad, hormonas y ambiciones de juventud. Eran tiempos de cambios políticos, de debate a cara de perro en una sociedad crispada y tensa, recién nacida a la democracia. El partido de la UCD de centro y votantes moderados de izquierda y derecha renovava por segunda vez el poder con mayoría absoluta en el Senado y relativa en el Congreso de los Diputados. Adolfo Suárez, presidente del gobierno lidiaba con una crisis económica enorme ante el estancamiento de la productividad y la falta de una severa reconversión industrial amén de una elevada tasa de desempleo. La Transición Política acabaría años después con el intento de golpe de estado en 1981 y el traspaso de poder al Partido Socialista Obrero Español en 1982. En nuestro pequeño mundo, los profesores-as fumaban en clase, descubrimos la cantina del instituto, cenáculo de oradores con cervezas en la mano, los mayores, claro. Cambiaban las modas anunciando los maravillosos años 80 con su avalancha creativa (parece trivial pero recuerdo todavía la introducción de utensilios de plástico duro en los hogares sustituyendo los cacharros metálicos y otros objetos de la vida cotidiana) y la modernidad tecnológica como bandera de enganche. Una nueva generación de jóvenes enseñantes con programas pedagógicos renovados abrían la puerta al discurso intelectual. Apenas teníamos información; los libros era caros y el acceso a la cultura, grupos de teatro, música o literatura era mínimo. La televisión constreñida a las dos cadenas oficiales y las editoriales cercadas todavía por una censura cada vez más débil eran las únicas ventanas al exterior. Me libré entonces de prejuicios y viejas ideas. Los miedos desaparecían y el contacto con los demás favorecían una mente más abierta y proclive al compromiso político y al despertar de las emociones. Estos niños y niñas, amigos y amigas de entonces y de los cuales no guardo apenas recuerdos, forjaron una nueva generación. Bueno, si recuerdo a mi primer amor platónico que está en la fotografía pero no diré quién era la afortunada. Lo único que echo en falta de esos tiempos es la inocencia reflejada en esas caras que miran fijamente a la cámara. Estudiábamos en el antiguo I.N.B. MIXTO Nº 4 llamado entonces las cuadras, viejo edificio perteneciente al Cortijo Fischer o del Gobernador como se le conocía entonces en los aledaños de La Molineta, hoy Centro de Formación de Profesores. Un buen año académico donde descubrí mi pasión por la Geografía e Historia además de la literatura. Me quedarían las matemáticas que no recuperaría hasta el año siguiente. Descubrí también mi pasión por el cine. Hasta ese momento mis recuerdos eran de tardes de domingo junto a mi padre en sesiones dobles en el cine Monumental en el Barrio alto o en los vetustos cines del centro de Almería. Cine Hesperia, Reyes Católicos, Apolo y el majestuoso y moderno cine Imperial. Películas de aventuras como Las Cuatro Plumas en cinemascope donde soñaba y compartía con mi padre sus viejas películas de niño una y otra vez reestrenadas. En 1979 contemplé el estreno de dos películas que me dejaron huella: Alien, el octavo pasajero y Apocalipsis Now. El año anterior fue Encuentros en la tercera fase; rememoro con emoción la noche de ese día; después de su estreno, subí la escalera de caracol que comunicaba la cocina con una habitación de trastos, mi guarida, hacia el terrao de mi casa, contemplé allí quieto y en silencio durante varias horas y junto a un vaso de leche, el cielo lleno de estrellas esperando el milagro de un nuevo amigo que vendría de algún sitio lejano. Todo ello sería decisivo en los desarrollos y cambios fundamentales que se producirían en el año siguiente. Nuevo instituto. Al-Andalus. 2º de BUP. Es otra historia que os contaré en el próximo capítulo, tras la publicidad.
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