Artículo dedicado a nuestra hermosa y querida ...

Os presento a una dulce y bella damisela con refajo llamada "abuela". El túnel del tiempo nos devuelve esta fotografía anónima y de la época de Maricastaña retocada en colorines. Dice que despidió con mucha pena a su esposo, un quinto que no pudo ser sustituido en la Guerra de Marruecos. Le espera todavía bajo esa planta que parece ser una jacaranda trepadora y un patio de pandereta y cal de fondo. No es la abuelita de Caperucita Roja ni la vuestra ni se parece a ningún personaje entrañable de los cuentos de Perrault; más bien se parece a la pintura negra de Goya, "Viejos comiendo sopa." (Me lo ha soplado el jefe) No es demasiado sabia ni tiene luces o la paciencia de los abuelos que cuentan historietas a los nietos, hacen bufandas de ganchillo de varios kilómetros de extensión y se duermen cerrando un ojo en una silla de enea o, a veces, toman el sol como los caracoles mudando su piel viendo como pasa velozmente de entre sus dedos callosos la cambiante historia. En honor a la verdad es torpe y algo trasto. Buena gente, seguro, aunque no me fío mucho de ella debido a su mala cabeza. Podéis observar esos ojos maliciosos que asoman a la vida como faros con bombilla fundida y que iluminan el sendero que todo cristiano ha de seguir. Dice que para lo que hay que ver, no ve ná. Que pasó mucho en la guerra, la que se ha inventado. Mala leche que no sirve ni para hacer quesos de los de antes o dar clases más sencillas o comprensibles. (Indirecta de directa) Admirad esa piel de lagarto, blanca y algo mórbida por la edad y el lavado meticuloso con estropajo nanas durante muchísimos años. Piel de seda, caolín y porcelana de los chinos, de mi barrio, claro. Seguro que os ha emocionado esos dientes de marfin puro, amarillentos y alineados como los renglones torcidos de Dios. Pienso que es un ángel caído venido de otro universo paralelo en el que Zapatero pide limosna con un cartón colgado del cuello de parado y cinco hijas góticas tocando una guitarra sin cuerdas, donde los náufragos veranean en islas desiertas con pensión completa y la paz se declara en guerra o, peor aún, algún valiente decide leer esta página web que apenas interesa a nadie. Torrentes en todos los sentidos, de amor y felicidad ciega de amigos y conocidos recorren el mundo de Blasa; ¡ Hay Blasa... ! Qué aire le das a Falete... Y la vieja dice para que os sus riáis de él, le da igual la movida. Termina pegándome con un bastón en mi cabeza haciéndome memorizar un parlamento de Oscar Wilde: "Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen."
Firmado Ozé Luí. Filósofo casero, dibujante y despistado universal.
Firmado Ozé Luí. Filósofo casero, dibujante y despistado universal.