Hamlet y la paradoja del general Custer Manzano

En la primera diapositiva deciros que: "Ser o no ser no es el dilema" Es el no ser sino el parecer. Hamlet meditabundo descansa su mirada en un horizonte cerrado por la Sierra de Alhamilla y cúmulos amenazadores de cobre y silex de punta. Su hombro es fuste para la párvula Arancha, seguro de su magisterio. En su mano, calavera falsa del bufón Yorick, metáfora de que todo es superfluo y fútil. Vanitas y Tentanciones de San Antonio, San Bruno y la Parca que todo lo sabe y ve, esperando su momento detrás de un cristal de tiempo.. ¡Qué viejos nos hacemos mi general! Las golondrinas huyen de los nidos de antaño y los odres viejos se pican por los cueros. Ese día olía a lavanda y espliego. No habíamos bebido todavía la balsámica y oscura Agua de Laujar ni las palomas habían dejado sus deyecciones en las cornisas de los ajados palacios barrocos o neoclásicos. Ahora, habla la añoranza y el recuerdo. Esas inolvidables excursiones están en la retina de varias generaciones de alumnos y alumnas que están labrándose un futuro incierto.

En la segunda diapositiva vemos al intrépido general Custer cabalgando entre arbitrios y voluminosos expedientes. Espolea temerariamente en el presente grabado bajo una pátina romántica al caballo de la Historia desafiando modas y modismos, las nuevas leyes constructivistas y los molinos de viento con carnet de leguleyos. Su conocimiento enciclopédico y crítico cocea testas y oropeles falsos. Aunque tiene andares un poco cabizbajos y el pelo cano, diríase que se ha tintado el muy vanidoso su cabellera que a la postre perdería en el último lance de su ajetreada existencia. No es el caso. Juanjo, tus batallas seguirán más allá de las murallas que han cerrado los castros de una educación enlatada y marginal, de hombres y mujeres temerosos del legajo y nerviosos por un futuro esclavo. Todos tenemos una verdad y debe ser oída y valorada. Nada escuece más que la envidia o la falta de imaginación. La herejía y la ortodoxia es superación y crecimiento. Permíteme que por una vez te llame Maestro. Rafa.